lunes, 1 de marzo de 2010

Viajar

Quizás sea el momento de ser cómplices, de viajar, de regalar, de trasportar miradas, susurros, caricias incluso, como quien da la vida en ello. Se que pronto los sentirás cerca, porque en la lejaníade tu corazón, solo la luna acaricia mis versos, solo la penumbra abraza tu recuerdo, solo el tiempo me hace esperar, y es que, somos dueños de algo mayor, estamos a la espera de la gran osadía de la vida, del asfalto provocador, del ritmo frenético golpeando sutilmente, con su aroma a púrpura, nuestro rostro.

Vivimos presionados por la emoción, alimentándonos del mañana que pronto vendrá. Mientras tanto, quiero estar contigo de alguna forma, no solo mirando al cielo estrellado y ver tu reflejo en él. Quiero estar sobre tu mesa de noche, sentir tu sueño cerca, esconderme en tu alcoba sigilosamente y ser testigo fiel de tu día a día. Llena tu alforja de suspiros, de oleadas emocionales, de eterna sabiduría... llena tu alforja de retazos de vida. Mi afán tumultuoso también tiene su propia razón de ser, y aunque de tus labios nazca una tímida sonrisa, justificando mi locura singular, sé, que como yo, en la lejanía de tu nido, y abandonada de tu propia infancia, leerás con paciencia alguna que otra vez los destellos de tu fe.

Porque las pequeñas e insignificantes cosas también llegan a su propio destino, si éste los espera.

Todo lo comprenderás a su debido tiempo.

2 comentarios:

Rosa dijo...

Yo diria que las pequeñas e insignificantes cosas son las realmente merecedoras de llegar a su destino. Como por ejemplo que alguien te llame para ir al cine o tomar un cafe, es algo muy insignificante pero que a veces... significa tanto... Gracias

jcarloscrz dijo...

Mochila!