viernes, 5 de junio de 2009

Tinieblas

Anoche sentí el eco de su voz pronunciándose en mi noche, los susurros del viento azotaban fuertemente mi penumbra, vi tus ojos intercalados en el tumulto de los relámpagos. Te veía a los lejos, al borde del camino, huyendo de tu vida, y de ti misma, sentí como se apoderaban de mi los escalofríos mas poderosos, contemplé como te desacías en mis manos, como sutilmente te deslizabas por mi vida hasta dejarla intacta y solitaria. La fiebre amenazaba mi frente, temblores que irrumpían mi descanso fiel, tenía miedo de morir viendo como te alejabas de mi vida y permanecer encarncelado en esta cruel cama despojado de ti. Derepente, un relámpago de luz, cegó  tu huída, y conseguí despertar de ese martirio de amor. Mi frente permanecía empapada de sudor, las marcas de mi cuerpo mostraban temblores mortales, un mal sueño se había apiadado de mi esencia, y cuando desperté, las secuelas siguieron tan hondamente, que caí en la cuenta  de que sigo soñando hasta que vuelvas.

1 comentarios:

IRENE dijo...

hay mucho sentimiento y muchos sentimientos en ese texto :) me gusta, me gusta..