miércoles, 26 de enero de 2011

Caminando por los campos.

Corrían tiempos de incertidumbre, entre el tumulto aterrador, solo se oía el eco de las voces desesperadas, de aquellos que yacían errantes en el suburbio. Como una burbuja espeluznante, el martilleo incensante de sus palabras recaía eficazmente sobre el tímpano de unos pocos, mientras tanto, a lo lejos, alguien gritaba mudamente una esperanza intrépida que arrollaría intrínsecamente la vida de los campesinos. La brisa atenuaba una mañana incierta llena de cosquilleo ilusionante que no dejaba de azotar fuertemente en el corazón apasionado de los más crédulos. El dogma de la vida, flotaba entre ellos, intachable, penetrante... voraz, pero aquellos sombreros de ala ancha, y el sudor de la tierra, sentenciaban con sutileza la vida hermosa de esos que labraban el mundo.

No estamos desterrados a perder la visión de las cosas, ni la esperanza, ni la ilusion...ni el amor.
Existe un mundo hermoso tras nuestra mirada irreal que merece ser divisado.
Que los campesinos levanten la mirada, para comprender el valor de lo que pisan.
Y tú, ¿te sientes campesino? Pues siembra en el corazón de los hombres, sobre la tez del alma, y labra el camino apacible, donde al final del majuelo, el reflejo de tu espíritu, sea un manjar del que alimentar la esencia de los demás.

El camino sigue...

2 comentarios:

jcarloscrz dijo...

Preciosa hermano. Un abrazo gordo, gordo

Ana Lógica dijo...

Gracias por estas palabras de ánimo :)