lunes, 6 de febrero de 2012

Bosque caducifolio


Cuentan los sabios, que cualquier incontinencia daña la raíz humana.

Discrepo profundamente con los más sabios, ¡los desafío!.

En estos días, quiero adentrarme en este bosque de palabras caducifolias, para alimentar moderadamente esta incontinencia que traspasa gran parte de mi control.

Volcarme, en este pequeño, pero intenso taller de palabras que hay sobre mi escritorio, detener el mundo, mi mundo, y darle un giro teatral a las leyes de la naturaleza. Haré soplar fuertemente las hojas del suelo, para volver a vestir los árboles de mi universo, y es que hay cosas, que ni tan siquiera en este blog se pueden desnudar, por eso, detengo su rumbo, petrifico su ansia, y la traslado a éste pequeño libro construido de las hojas de los árboles que cayeron de su portada.

Hay cosas que no se puede compartir, las verdaderas, las auténticas...las más hermosas, esas anidan en mi mesita de noche.

Y ahora he de recoger las hojas del bosque...de mi bosque caducifolio.

Nos vemos pronto. Donde siempre... en el camino.

Rafael Leiva

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