Hay días y hay horas en que una niebla grisácea y deprimente se apodera del corazón, de la inteligencia y de la imaginación... Es el momento de hacer brotar, en medio de la noche, la lucidez, la serenidad y el coraje.
La tristeza siempre se apoya en una distorsión de la realidad. Es una mirada abstracta, parcial y decapitada del misterio que nos rodea. Selecciona los puntos negros y los multiplica. Es necesario ensanchar el campo de visión a toda la riqueza del bien que tenemos a nuestro alrededor
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