martes, 11 de octubre de 2011

Amelie, mi Amelie.

... Una vez más, volví a sentirme enamorado de una mujer, de la misma encantadora femina de siempre, quizás la única con la que verdaderamente compartiría los retazos de mi vida, quizás la única que realmente comprendería y daría lo poco que necesito, que como he dicho, es poco.
Esta tarde, en un abrir y cerrar de ojos,tras el sonido delicioso de la creación de Yann Tiersen (bso Amelie), he vuelto, una vez más, a pasear con ella, por la vieja Francia de Montmartre. A su lado, todo parecía bohemio, deslumbrante, cada cuál brillaba por su propio encanto, y eso que últimamente los encantos que me cautivaban de la vida menguaban apresuradamente, pero a su lado, no existe el perecer mágico de los detalles insignificantes, minuciosos, como si sus ojos al entrar en contacto con el mundo, hechizara exquisitamente todo lo que nos envolvía, y el entorno parisino adulara nuestras vidas con caricias de mimo.
Pero así es Amelie, y así es pasear con ella por cualquier parte de este insólito mundo, que ella camufla tras su encanto, arrasando hermosamente con su dulzura sutil y su ternura intachable.
Esbozo una tímida sonrisa, pues el camino nos ha traído hasta el Café des deuz Moulains, en la rue lepic, Amelie, que me mira delicadamente, me susurra palabras en francés, ¡pero si no tengo ni idea de francés! pero la he entendido perfectamente, palabras que se traducen por sí solas al entrar en contacto con mi atmósfera, ella hace que todo sea fácil, que aprendamos idiomas en cuestión de segundos, un idioma humano y auténtico, consigue que sea feliz eternamente con tan sólo una mirada, y que saboreemos los caprichos que la vida nos otorga cada vez que el sol surca el inmenso cielo tenue de París.
Amelie, no es enrevesada, ella va y viene, con su ilusión intacta, y su aspecto cercano, no tiene nada que esconder, siempre ha sido feliz, convierte cualquier reto en una causa por la que vivir, su sonrisa mágica, hipnotiza a la humanidad, la transforma, la cautiva.

Una vez estuve enamorado de Amelie, hace mucho de aquello, hoy vuelvo a destapar mi "Poulain heart s", quizás por necesidad propia, y es que, como dijo un buen sabio, "hace tiempo que ser un héroe no es suficiente para estar contigo". Cansado de serlo, paseo por el asfalto parisino en busca de mi amelie particular. Porque a veces todos los encantos menguan, todos, menos el de Amelie.


"A Amelie le gusta mirar hacia atrás en el cine y ver la cara de los espectadores.

A Amelie le gusta descubrir los detalles que nadie ve.

A Amelie le gusta hundir la mano en un saco de legumbres.

A Amelie le gusta partir con la cuchara el caramelo de la crema catalana.

A Amelie le gusta hacer rebotar las piedras en el canal.

A Amelie le gusta hacerse preguntas sobre que estará haciendo la gente de la ciudad"

1 comentarios:

BEArt dijo...

Hola! q tal?
No he tenido el placer de ver esta película, pero tal y como la describes se me hace muy apetecible ;) Sin embargo sí que he escuchado algunas de las composiciones musicales de la banda sonora, pues hace unos años tuve que bailar uno de sus fragmentos en una competición de funky/hiphop (en esa parte, cuatro compañeros representaban a dos títeres y sus correspondientes titiriteros, mientras yo hacía de bailarina como si de una caja musical se tratara). En general por alguna razón tengo una cierta aversión a los toques franceses (el cabaret, el acordeón, el idioma, las representaciones de la Francia antigua que he visto..., no tengo razón que justifique tan estúpido sentimiento). Pero parece que tienes un amor platónico por esta chica. Quién sabe, como dices seguramente haya en la vida real una Amelie sumida en sus pensamientos en este instante. Incluso, por cómo la describes, parece que todos tenemos una pequeña Amelie dentro.

Un besote Rafa, espero que estés bien y que este ambiente al que llamamos otoñal sepa verlo primaveral tu corazón. No te desanimes y sigue viendo los pequeños detalles que nos ofrece la vida.