miércoles, 4 de abril de 2012

Gris, Blanco y Rojo.

En la cima de tu espalda,
donde se separan nuestros cuerpos,
hay momentos de debilidad,
en los que piensas firmemente en mí.
Lo sé.
Yo, confieso, que vivo constantemente
aferrado a tu recuerdo,
que lo abrazo,
lo beso, lo perforo, lo desgarro,
lo asesino dulcemente...
a cada instante de esta mísera existencia.
No sé dónde estás, dónde vives,
ni tan siquiera si respiras el mismo
aire puro que golpea mi piel.
Ya no te siento, sólo te recuerdo,
te desvaneces lentamente
en el devenir de los días.
Tus usurpadoras moléculas,
carecen de verosimilitud.
Tus vorágines emociones cleptómanas,
no liberan este odio contaminante,
ni esta ira perpleja,
que traspasa el alma
sin sellar heridas.
Sé que estás ahí,
que muy de vez en cuando,
sabes de mí, que sientes este dolor profano
que atravesó vertiginosamente el brillo de mis ojos.
Que hueles el aroma púrpura de tu lienzo,
que no es más que,
aquella espada atravesada,
que tu trazaste... que tú clavaste.
Ahora, soy un espectro sin pudor,
ausente de ilusiones, que tu me arrebataste.
Un hombre, sin nada que perder,
desatando fuerzas, que creía no tener.
Un rapsoda fantasma,
que juega a vestir versos,
intentando componer los despojos del alma,
que tuviste en tus manos de pincel.
Lejos de este mundo cruel que he creado,
más allá de esta intensa batalla de emociones,
te añoro profundamente,
intento seguir tu rastro minuciosamente,
clandestinamente,
a veces lo consigo,
otras no,
créeme, a veces hasta te sonrío,
pero en la hora mas tenebrosa del alba,
apareces descalza,
como en antaño,
vestido de tu inocencia,
inocencia que sacrificó un tiempo,
que contaminó el alma,
y que algún día,
caerá por su propio peso.
Y ya lo trazaste aquella noche,
mucho antes de iniciar esta andadura...
"Aparece el cruel caballero,
que con su espada,
hiere por desvelar secretos pasados
que debieron quedarse escondidos
en las mazmorras,
atados con grilletes...
sin ponerle esa puta camisa al dejarse llevar"


Ahora intento recuperar
esos retazos de vida que el destino me robó,
lo hago lejos de tí,
porque cerca,
no podría,
tu bien lo sabes.
Pero en la distancia,
sigo rezando por vos
y echándote de menos.



Ni contigo... ni sin tí.


R. Leiva



0 comentarios: