jueves, 5 de junio de 2008

EL TREN DE LA VIDA

A veces no somos conscientes del peso de nuestras palabras. No nos damos cuenta, que atravesamos como dagas las vidas de las personas con tan sólo decir una mera palabra. Es el sonido del golpe de una sílaba la que puede arrancar la sensación mas despiadad de otro ser. Nos creemos alguien importante, y caminamos por este sendero con la soltura necesaria, como para poder utlizar nuestras palabras de la manera más triste e innecesaria posible. ¿ Pero hasta cuando Dios mio? ¿Hasta cuando soportar tanta falsedad y calumnia que arropa al ser? Hacemos de la palabra un juguete a nuestra medida, y resulta que se convierte en la mente fria de un asesino en serie. Hablamos siempre más de la cuenta, incluso mas allá de la realidad que nos rodea, utlizamos nuestro lenguaje para hablar, hablar y hablar, utilizamos las palabras para hacer daño, para hacer mal en las personas. ¿Hasta cuando soportar tanta hipocresía que es de ellos, y a la vez es mia? Las palabras llegan hasta puntos insospechados de la vida; como duele ver a alguien utilizando su lenguaje de esta manera tan cruel y despiadada. Y es que no hay arma mas mortífera que aquella que nace para crear polémica y disturbio en las personas. Hoy, a ti, querido amigo de viaje, que vagas en el mismo tren que yo, pero con diverso cristal por el que mirar aquello que nos rodea, te doy las gracias, gracias por enseñarme que la palabra necia es oida por personas que viven, que siente, que les hace daño aunque lo niegen rotundamente. Gracias por mostrarme el peso de una palabra mal puesta, con un tono especial, y susurrada por los labios de un ser. Gracias por realizar esa labor de competividad que realizas utilizando la palabra como único medio para ganar aquellas que llamas "tus batallas". Pero la batalla que emprendes no está aquí, sino en tu interior, donde nace la flor que da vida al mundo, donde se encuentra ocualta tu fe, tu esperanza...tu amor, es ahí donde está realmente la verdad de tus palabras, aquellas que nacen del pudor de ese lenguaje que cabalga mas allá del silencio y que hacen dar vida a tu persona, es ahí donde está tu unica batalla, donde la rebeldía muere y cobra vida la lealtad. Gracias, porque si no fuera por la insensatez que arropa tu ser, no sería capaz de enmendar mis errores en el pasado, para seguir creciendo en el presente, y con ello intentar crear palabras que broten siempre de un corazon noble. Tus palabras llenas de ignorancia nacen de tu ser para morir en la necedad de su silencio, eres aquel que muestras en la rutina de este vagon por haber dejado de percibir las pequeñas cosas buenas que aparecen en tu vida siempre que el sol cruza el cielo. Sin más, se que tus palabras morirán en la ignorancia del silencio.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

precioso...toda la verdad...cuanto daño puede hacer una palabra....me encanta .....enhorabuena rafael....un besote