miércoles, 15 de abril de 2009

SALIR A BUSCARTE

Anoche, salí a buscarte en la penumbra de mis sueños, corrí por sendas praderas, retazos de olivares heridos por el tiempo . Recorrí los caminos antequeranos que se cruzan y se estorban, contemplé detenidamente los verdes prados que se sostenían inmóviles ante mis ojos. Admiré las montañas que abrazaban la desgastada tierra. El viento zarandeaba fuertemente los viñedos, y el sembrador se lamentaba y se apresuraba a combatir junto a su viña. Los coches a mi derecha , desataban su prisa sobre el asfalto, unos me miraban incrédulos, otros me saludaban, en todos ellos solo buscaba tu rostro.

Volver a salir a buscarte fue una sensación alocada, y aunque no te encontré, vi aquel cartel azul y grande que indicaba el camino a casa, y por un momento quise recorrer ese amado camino que me llevase a mi corazón. Todo permanecía al borde del camino,  de manera lenta, recordaba fugazmente las experiencias del pasado, y cada vez, sin darme cuenta, corría más y más, en busca de un rostro, de tu rostro. No notaba cansancio alguno, sentía la frescura de la vida golpeando fuertemente en mi rostro, intenté mirar al cielo para imaginarte grandiosa, pero solo se cruzó ante el gran azul, nubes y pájaros que me acompañaban fielmente en mi aventuroso paseo. Llegué hasta el faro, creyendo que estarías allí iluminando débilmente mi camino, pero solo encontre unos cuantos coches aparcados y algunas almas errantes que se detenían a respirar el aire puro de los enormes campos de la vega. Insatisfecho y defraudado por no encontrarte, me dispuse volver a mi morada, la observaba desde lo lejos, seguía allí esperándome al borde del camino, con su gran fachada blanca y custodiada por sus 3 eternos árboles, y  haciendo uso de mi empatía entregada por aquellos que duermen bajo mi mismo techo, decidí regresar apresuradamente por si en mi entrega desinteresada por ellos, te conseguiría encontrar y poner fin a este sabor amargo a hiel. Crucé el estrecho puente de la esperanza que unía caminos de Cartaojal y caminos del pueblo madre de la zona. Bajo mí, millones de viajeros dispuestos a llegar cuanto antes a su destino, ellos lo conseguirían, serán abrazados por el sol que les calienta, pero ese día yo no encontraría al astro deslumbrante, y no conseguiría ver tu rostro impregnado en un trocito de mi pasado. Te quise buscar en los ojos de la gente, en los grande patios de mi casa, en las montañas que besan el cielo, en los carteles donde habita mi corazón, te busqué por todas partes pero no te encontré. Este es el punto donde se cruzan todos los caminos habitables, recorreré cada uno de ellos, para encontrarte en la minuciosa senda de tu esencia.

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