Yo te observaba desde la ventana fiel de mi automóvil, esperando a que el semáforo pusiera en verde mi camino.
Nuestras miradas se cruzaron, y el frenético asfalto no impidió que el mundo se detuviera bajo el fulgor emocional de los sentimientos embriagados.
...Y las farolas de la avenida, apaciguan la noche desafiando el bullicio hostil.
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